Hace once años, aunque Apple y Google ya eran empresas punteras en el sector tecnológico y de comunicaciones, ninguna de las dos podía imaginar hasta dónde llegaría su estrategia empresarial. En el año 2000 Google estuvo buscando un CEO para dirigir la empresa y se bajaron nombres muy conocidos, entre ellos, el de Steve Jobs.
Al parecer, Steve Jobs no fue el único que Google consideró como posible candidato, también se consideraron nombres como Andry Grove de Intel o Jeff Bezos de Amazon, aunque desde Google tenían claro que solo querían a uno, y ese era Steve Jobs.
Por aquel entonces, Jobs tenía una dura tarea por delante en Apple: hacer renacer la marca. Desde luego, no hay duda de que lo ha conseguido. De hecho, cuando los cofundadores de Google Larry Page y Serge Brin, le propusieron guiar a Google, Apple estaba preparando el lanzamiento del primer iPod. Así que la proposición no pasó de ser eso, una propuesta, y un curioso dato que hoy, tantos años después podemos contar como anécdota. Steve Jobs no aceptó el empleo y Eric Schmitt, por entonces CEO de Novell, se convirtió en el CEO de Google en agosto de 2001, puesto que ha mantenido hasta principios de ese mismo año.
Una historia alternativa
Si Steve Jobs hubiera llegado a dirigir Google en 2000 es más que probable que estuviéramos viendo un mundo diferente en el que Google tendría tiendas, la gente esperaría horas para conseguir uno de sus productos tecnológicos, Android no fuera una plataforma abierta y Apple, probablemente, concentraría sus esfuerzos en los ordenadores de sobremesa. Pero Jobs no estaba disponible ya que había regresado a Apple en 1998 y en 2000 estaba preparando el lanzamiento del iPod original, la primera revolución tecnológica de Apple en la última década. Está claro que Eric Schmitt no es Steve Jobs, pero nadie puede negar que Google lo ha hecho muy bien en los últimos 10 años con otra estrategia, seguramente diferente, a la que hubiera elegido Jobs.
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